Desde que cogió las riendas del equipo tras el mundial de Sudáfrica, Batista tiene muy claro que su Argentina tiene que jugar como el Barça. Con mucha teoría en ello pero con poco trabajo de campo se presentó la albiceleste a su cita crucial, el debut en la Copa América de la que Argentina es anfitrión. En los preparatorios, Batista jugó con hombres que ni siquiera iban a formar parte del plantel final de la competición, como Marco Ruben o Pablo Piatti. Su idea era eliminar el '9' y jugar con tres puntas abiertos que imitaran las funciones de Villa y Pedro (a priori Tévez y Lavezzi), ya que contaba con el mejor cromo de la colección, el Balón de Oro, Leo Messi.
En su cabeza, el equipo era pura fantasía, pero al 'Checho' se le ha emborronado el boceto cuando lo ha llevado al césped. Durante el Argentina-Bolivia inaugural de la Copa América 2011 se vió a un equipo desdibujado con Cambiasso y Banega haciendo las veces de Xavi e Iniesta y Mascherano como eje defensivo por delante de los centrales. Lo que pasa es que Batista había visto muchas veces la película pero no sabía como explicarla. Mascherano bajaba a recibir entre los centrales, todo muy Barça, pero éstos no se abrían a las bandas y los laterales no subían, por lo que no había ningún avance, ¿resultado? Messi bajando hasta su campo para ponerse en contacto con un balón, que se empeñó en subir conduciendo hasta el final del partido, actitud que se contagió a sus compañeros, Tévez, Lavezzi o Banega, que abandonó sus funciones como creador para intentar la heróica en repetidas ocasiones sin éxito. Todos querían ser Messi, pero para jugar como el Barça se necesita algo más, un Xavi por ejemplo, y Argentina no tiene nada parecido.
Entregarse a los ataques directos con Di María y Agüero le salió mejor en la segunda parte. Y es que Batista quería jugar como el Barça, pero salvó el partido jugando como el Madrid.